Aquellas chispas que saltaban fuera de la leña que se consumía lo hipnotizaban, sus ojos de zafiro no perdían detalle de aquella violencia que para todos pasaba desapercibida en la chimenea…una sonrisa se dibujó en su hermoso rostro de alabastro, aceptaba de buen grado esa verdad que logro comprender admirando aquella belleza que siempre encontró en el caos…Juliette Lambert era fuego, y él la leña que se consumía por ella y para ella.
— Iré en un momento…asegúrate de contactar a Alfred, no me ha dado noticia alguna sobre Juliette — respondió Eros Dagger sin dejar de admirar aquel ardiente fuego.
Los pasillos prístinos lucían tan cual se esperaba, el lujoso apartamento estaba impecable, no había brizna de polvo por la cual tuviese que amedrentar a la servidumbre que igual que siempre lo miraba con miedo, un miedo atroz que aquellos insignificantes sentían hacia él, todo sirviente que se cruzaba en su camino agachaba ante el la mirada atemorizada, todos le regalaban una reverencia, aque