Lanzando más comida a las animadas aves, Juliette deseaba esconderse dentro de un hoyo y no volver a salir de él, aquellos besos habían sido fuertes, demandantes, completamente sensuales, muy diferente a los besos que se imaginó en su juventud más temprana dándose con el capitán de futbol americano, no le gustaba compararlos, sin embargo, no podía evitar hacerlo, los besos que podía recibir de aquel muchacho eran siempre simples, aburridos, como solo dando a entender que estaba allí, haciéndola sentir que recibía miserias de lo que debía ser, en cambio, el beso de esos dos, había despertado algo que parecía estar dormido dentro de ella, algo desconocido y mucho más emocionante, los labios de aquellos hombres eran fuego, un fuego ardiente con el cual tenía miedo de quemarse.
Decidiendo concentrarse y negando en silencio, su mirada permanecía completamente fija en el lienzo que tenía adelante, intentaba plasmar a la coqueta ardilla que disfrutaba en completa calma de las nueces dejadas