— No te servirá de nada llevarme, mi padre me desprecia, por eso me exilio, no conseguirás nada — dijo Ekatherine con un deje de burla.
Fernand se acercó hasta la hermosa loba de piel morena.
— Te sorprendería lo que un padre es capaz de hacer por su retoño, no deberías juzgar tan duro a tu progenitor, te demostrare lo equivocada que estas mi pequeña flor de loto — respondió Fernand acariciando los labios de su concubina.
Ekatherine dejo salir un gruñido.
— Un día maldito, te lo juro, un día me veré libre de tu marca, y te asesinare, mostrare tu piel de lobo desollada como un trofeo y te hare pagar por lo que me has hecho — dijo Ekatherine con odio y determinación.
Fernand, sonrió con gentileza ante aquel audaz comentario.
— Eres hermosa Ekatherine, mi bella flor del loto, toda mía, he tomado todo de ti, me pierdo entre tus pliegues femeninos cada noche, beso tus labios de fuego con deseo y pasión, me perteneces a mí y solo a mí, nunca vas a liberarte de mí marca, me pertenecerás por