La brisa nocturna arrastraba recuerdos que se creían olvidados, la expectativa y el glamour inundaban la pomposa fiesta donde hombres poderosos buscaban mejores contratos y negocios para hacer crecer sus amasadas fortunas, dos poderosos hombres que, también, habían puesto sus ojos en una misma mujer, la música y la comida daban un toque aún más elegante al cotilleo entre famosos empresarios y gente de mundo.
Aquel beso fugaz había sido suficiente para arrebatarle a Juliette un par de lágrimas, aquello estaba mal, aquellos dos candentes hombres no solo eran mucho mayores a ella, también, uno de ellos era su jefe y el otro un magnate multimillonario, nunca había deseado nada como aquello, nunca tuvo interés verdadero en el amor, y sin embargo, ya se había besado con los dos, escapando de Rohan, Juliette corrió de nuevo hacia la fiesta solo para toparse con Fernand quien la miro primero extrañado y luego con enojo.
— Lambert, ¿Cuál es la razón de tus lágrimas? — preguntaba con desespero