Tomando su bolso, y después de vestirse se dirigió hacia la viejo museo, el chofer había elegido un apacible repertorio de melodías de Chopin para el camino, escuchándose entonces el nocturno numero 9 sus pensamientos viajaron a sus memorias más felices de su tierna infancia, la figura de su madre se dibujaba ante ella moviendo sus dedos gráciles y delicados sobre las teclas del viejo piano que tenían en casa, la única que había considerado su hogar, y del la cual, tuvo que salir huyendo cuando el silencio se volvió demasiado doloroso, su amada progenitora le había contado en infinidad de ocasiones su sueño no logrado de ser una exitosa y talentosa pianista, disfrutaba mucho de aquellos momentos, aun cuando su madre le relataba sobre sus sueños perdidos jamás parecía triste, aquel relato se lo decía con anhelo y siempre jurándole que aun a pesar de su sueño incumplido su felicidad estaba con ella y nada más, era feliz siendo su madre, narrándole entonces sobre sus días más felices cua