Cuando al fin salgo de bañarme, el ángel travieso, que más bien comienza a parecerme un súcubo que me quiere devorar el alma hasta dejarme seco, sigue jugueteando con la espuma y me invita a entrar.
Apago la luz para no tentarme con su cuerpo y las paredes emiten unas luces diminutas simulando una noche estrellada, ahora entiendo por qué se llama así el hotel, el foco se vuelve una luna llena. En el jacuzzi hay unas velas falsas que se iluminan dando ese aire sexual por todas partes.
No estoy seguro si yo también estoy borracho, si es el cansancio o es ese aroma de frutos rojos el que me embriaga pero, como si estuviera fascinado por una fuerza de atracción magnética, entro en el jacuzzi y el agua se desperdiga por el suelo.
Admito que el agua caliente es relajante y el ambiente idóneo.
— ¡Wiii, wiii!
Mientras Cadence avienta espuma por todas partes me como con los ojos la imagen de su cuerpo cubierto por la espuma dejando muy poquito trabajo para mi imaginación.
Te deseo.
Mi miembro endurecido es una tortura porque me demanda acción cuando emito con todo lo que puedo un mensaje de autocontrol a mi mente.
Paciencia, monstruo, paciencia… Ese angelito, súcubo, lobita o lo que sea esa Cadence, va a gemir en mis brazos pronto y podrás tener toda la diversión que quieras. Me voy a cobrar esta noche, la anterior y todas las veces que me dejó con las ganas. Se lo haré en cada posición que existe, voy a explorar cada rincón de su cuerpo hasta quedar satisfecho...
Ni siquiera podrá caminar ni hablar después de todo lo que le haré gritar en éxtasis, así que vamos a dejar que se relaje un poco y mañana comenzaré la verdadera cacería.
— ¿Sheñor Eren…?
Alcanzo con mi mano su rostro, sé que dije que no le haré nada indebido esta noche pero no puedo evitar querer ver esa carita inocente. Aunque trae el maquillaje un poco corrido me hechiza y me parece la mujer más hermosa que he visto en mi vida.
¿Qué me has hecho, Cadence?
Mientras contemplo su rostro acaricio levemente con mi pulgar sus labios. Esos labios que no he podido besar adecuadamente y que por algún motivo cuando quiero hacerlo me vomita como si fuera el exorcista. Bueno, si solo acaricio sus suaves labios no vomitará ¿o sí? No hay manera que todo se salga de control con solo…
Justo cuando pienso que no puede tentarme más, Cadence atrapa mi dedo y lo mete en su boca.
—Hmmm… Sheñor… Eren.—Ella lame mi dedo y su saliva parece un afrodisiaco porque la sola sensación me envía descargas eléctricas que recorren mi brazo entero, bajando por mi vientre bajo hasta la punta de mi...
¡Quieto, monstruo! ¡Está borracha y no tiene todavía idea de lo que hace! ¡No puedes aprovecharte de una joven que no tiene aún posibilidades de…!
—Dime Sugar Daddy, Cadence.—Digo lamiendo su saliva en mi pulgar y respirando como un depredador.
¡Cerebro! ¡Funciona de una vez y quítale el control a mi otra cabeza!
—Hmmm… Sugar Daddy.
¡Gracias madre por darme vida! ¡Gracias vida por darme un cuerpo sano!
Gruño de satisfacción y aviento por la borda lo que me quedaba de autocontrol.
—Bien hecho, lobita. Abre la boca para recompensarte…
La acerco a mí para finalmente tomar posesión de esos labios, acaricio con mi índice y logro rozar un poco de su suavidad cuando su rostro se resbala y cae al agua.
—BLUUUG, BLUUUG, BLUGGG
No solo vomita como el exorcista cuando está el alcohol hasta sus venas, también duerme como si fuera la bella durmiente de 100 años. Me sorprende la capacidad que tiene para no despertar con tremenda zambullida.
***
Después de acomodar como pude a esa mujer con la cabeza lo más alejada posible del agua para que no se ahogue, salí del jacuzzi, envuelvo mi cuerpo con una bata y con mucho cuidado saco su cuerpo enjabonado del agua como si fuera un rescate en una piscina.
Debería deleitarme con ese cuerpo completamente desnudo pero me ha dejado con las ganas tantas veces que ya hasta me he resignado a que no cruzaremos esa línea. Al menos por hoy. Cargo con su cuerpo envuelto en una bata y recuesto a esa borracha calienta h***vos en la cama. Luego me recuesto frente a frente recargando el peso de mi cabeza en mi mano y brazo. Me pregunto qué tiene Cadence que me atrae tanto.
— ¿Qué voy a hacer contigo, lobita?
Otra vez me encendió el horno y no cocinó el pan ahí. Picoteo con mi dedo su mejilla suave, ella sonríe en sus sueños y mi pecho se llena de un aire cálido.
Bueno, creo que ya me estoy acostumbrando a esto del tira y enrolla, le hablaré a Liam y la dejaré dormir aquí…
—Hmmm…Eren… Amor…
Mi corazón salta un poco, solo un poquito…
—Sí, lobita, te enseñaré lo que es amar…
Junto mi frente a la suya y finalmente el cansancio me alcanza.
Cierro los ojos disfrutando de su olor y el calor de su piel pegada a la mía. Creo que el baño y las copas de vino rosado me han acabado las energías porque, por primera vez, siento tranquilidad y ganas de pasar la noche durmiendo en la misma cama con una mujer.***
Al día siguiente, muy temprano, llamé a Liam para que me sacara de ese hotel pérfido. Quería quedarme y verla despertar, pero no tengo ropa para cambiarme salvo ese traje de demonio vomitado. Un desperdicio porque es de diseñador y fue muy costoso, incluso si me cambiara quisiera tener la apariencia perfecta sin dar aires de un gigoló.
Dejé en la mesita al lado de la cama, junto con un cambio de ropa sencilla y limpia que pedí a mi asistente que trajera. Dejé junto con una nota también algo de dinero por si le hace falta algo como el transporte. no firmé con mi nombre por si de nuevo se le olvidaba lo que sucedió anoche. Después de todo, ahora sé que tiene una condición mental de autodefensa que borra recuerdos traumatizantes.
No creo que lo que hicimos anoche sea un trauma pero si la inmensa tristeza que siente por la despedida de la condenada amiga loca que tiene.
Una parte de mi espera que lo recuerde todo para que así fuera más fácil mostrarle el video y retomar lo que iniciamos por sus actos.
—Descansa, Lobita.
Con un beso en la frente nuevamente acabo de sellar mi promesa de hacerla mía. Aunque me siento tentado a besar sus labios he decidido que esperaré a que ella acepte hacerlo.
Salir es una tortura porque tendré que despedirme un momento de ella, pero no será por mucho, cuando llegue a la oficina le explicaré todo.
— ¿Entonces como estuvo la mojada de brocha? —Dice el muy imbécil nada más entro a su automóvil, y luego me dice que yo soy el degenerado— ¿Qué tal estuvo el hotel?
—Cállate— Contesto con firmeza mientras me pongo sus lentes oscuros para evitar la luz del sol.
— ¿Y te bailó un privado en el tubo--?
—Dije que te calles, sucio y vulgar cochino.
Todo el camino evadí sus preguntas hasta que llegué a mi oficina. En uno de los armarios encuentro el traje que dejé para casos de emergencia. Esta es la ocasión perfecta, me lo pondré para no levantar sospechas.
Aún huelo a frutos rojos como ella…
El olor me hace estremecer y sonrío un poco, jamás había sentido una noche tan intensa, tan placentera y memorable a pesar de que no tuve sexo.
TOC, TOC
Su forma delicada de tocar la puerta que antes me resultaba molesta, ahora es como recibir sus pequeños golpecitos en mi pecho.
—Señor Eardwulf…
—Llegas tarde.
—Perdón, ayer fue la boda de mi mejor amiga y…
— ¿Y qué?
Vamos, dime que lo recuerdas, recuérdalo todo y ven a mí.
—La verdad es que me pasé un poco en el brindis y amanecí en una casa extraña.
¡¿"Casa"?!
—Estaba un poco retirada de aquí y tampoco sabía la ubicación exacta… Sé que no es excusa pero, prometo que no se repetirá.
Me estás diciendo que…
¡¿No se acuerda?!
— ¿Y eso es todo lo que pasó?
—Si…
—Mientes.
— ¿Eh?
—Hueles a jabón de hotel barato.
—Ah… por supuesto que va a saber, seguro ha estado en muchos hoteles baratos para reconocer el olor…viejo m*m0n—Parece que aún tiene algo de alcohol porque me responde a regañadientes creyendo que no escuché su insulto.
— ¿Qué has dicho?
—Nada.
—Por esta vez lo voy a dejar pasar—No quiero hablar de algo serio como esto con alguien que aún sigue sin estar completamente sobria— Considérate afortunada.
—Sí, señor Eardwulf.
—Ahora ve a tu casa o lo que sea que hagas, quería hablar de los resultados de tu libro pero, parece que la resaca impide que siquiera proceses temas importantes, señorita Beckham.
—Si…
—Descansa y programaremos esto para el…
Antes de que pueda terminar de decirle algo, se me ha escapado a toda prisa como si fuera el correcaminos y yo el coyote. Me acomodo el fleco suelto de la frente y suspiro fastidiado. Esa mujer extraña es la única que puede llamarme mamón más de dos veces sin tener consecuencias.
Saco el teléfono y veo el video que Cadence me dejó como prueba para ella misma de lo que pasó en la noche.
{¡Hola, Cady Cad del futuro! ¿Vesh eshte Adonish a mi lad---?}
Repito el video varias veces, convencido que todo eso realmente sucedió y me río como si estuviera poseído.
—Me doy por vencido, Cadence. A partir de este momento voy a atacarte con toda la artillería que tengo…
Hago con mi mano la forma de un gatillo y los dedos en forma de L acostada como si fuera una pistola.
— ¡BANG!
Disparo juguetonamente a la pantalla justo cuando ella me besa en la mejilla.
¡Y vas a caer!
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~Presente
Mis manos recorren la invitación, esa mujer endemoniada me entregó esa noche la oportunidad de conocer más a Cadence y dejar atrás mis prejuicios. Una vez acepté que la quería para mí, actué de maneras que nunca habría hecho antes.
Si Liam me hubiera visto como actué estos últimos meses, estaría sin poder quitar el trasero del suelo retorciéndose de risa una y otra vez hasta dolerle el estómago.
Cadence, sin saberlo, hizo un ovillo dentro de mí quedando de manera permanente en mi mente. Incluso hice cosas que no me enorgullecen, si mi yo del pasado, ese joven de 25 años que aún tenía autocontrol, supiera el futuro que le esperaba con esa mujer. Seguramente habría evitado a toda costa ir a la Guarida del lobo esa noche de Abril. Habría evitado romper mis propias reglas además de las muchas veces en que me rechazó y seguí intentando como si mi vida dependiera de darlo todo en cada jugada. Sarah Bingley, esa noche en que me reveló que Cadence era la misma niña que lo inició todo, liberó al lobo interno que había mantenido controlado por más de cuatro años.
Veo el cajón, y sonrío con amargura. Incluso tengo las plumas de sus alas de ángel esparcidas entre un montón de "basura" que contiene los recuerdos que deseo desechar antes de que se desborden de mi alma y me vuelvan un completo loco.
Cierro nuevamente, ver todo esto solo provoca que me oprima el pecho. Pensé que había ido de cacería con un plan para atrapar a caperucita roja, pero todo el tiempo yo fui la presa de esa mujer. Por su natural ingenuidad me mostró una parte de ella en estos pocos meses. Poco a poco, cada día hasta que todas esas conversaciones quedaron grabadas en mí como si las hubieran sellado en hierro ardiente en mi cuerpo.
Abro en mi teléfono Whatsnow y envío un video con un mensaje.
[Renuncia todo lo que quieras pero nunca podrás borrar esto: (VIDEO ADJUNTO)]
No hay respuesta, ni siquiera las palomillas azules de que lo haya visto.
Reproduzco el video y regreso diez veces al inicio
{¡Hola, Cady Cad del futuro! ¿Vesh eshte adonish a mi lad---?} {¡Hola, Cad…. Hola Cad… Hola, Cad… ¡Hola Cady Cad del futuro!}
—Si vas a dejarme al menos llévate todos mis recuerdos con lo fácil que es para ti olvidar…—Digo con una voz quebrada.
Veo el video una vez más y pauso en un momento que me deja helado. Con mi mano temblorosa presiono el ícono del bote de basura en la pantalla.
[¿Está seguro de que quiere eliminar?]
Mi dedo me pesa como el plomo, me es imposible controlarlo para una acción tan simple.
[CANCELAR]
Veo la cruel imagen y estampo el teléfono contra el escritorio.
Me cubro el rostro y maldigo aquel día de Abril que me volvió el patético ser que soy hoy. Golpeo el escritorio con toda la fuerza de mis puños mientras una especie de gruñido gutural sale desde adentro de mis entrañas, no importa que esparza todas las hojas en el escritorio ni si destruyo alguno de mis preciados libros de licántropos. Uno de los libros que aviento golpea el interruptor apagando la luz. Esta sensación de enojo y vacío no se detiene.
En la pantalla, una joven vestida como un ángel besa la mejilla de un demonio confundido.
Cadence Beckham, me engañaste. Tú no eres un ángel, eres cruel por irte sin enseñarme cómo olvidar con la misma facilidad que tú. Eres malditamente cruel, despiadada, una bruja. Porque sin importar todos mis esfuerzos en estos meses, me abandonaste sin despedirte ni decirme tus razones a la cara. La pantalla, que es lo único que ilumina en mi escritorio, finalmente se apaga dejándome en la penumbra.En aquel cajón aún hay más secretos acumulados, Él se pregunta por qué le afecta tanto su ausencia mientras los recuerdos en forma de pequeños objetos le atormentan uno a uno aumentando cada vez más la ansiedad en su interior. Y así, con el perturbado punto de vista de "Él" comienza el segundo acto de ¡Aléjate de mí Alfa! Nos vemos en dos semanas ¡Feliz cumpleaños Ery Avery y Eren Eardwulf!