El ambiente en la oficina había cambiado. Lo sabía desde el momento en que crucé la puerta esa mañana. El aire era más denso, cargado, como si las paredes susurraran algo que no podía oír con claridad pero que todos sentían igual. Los pasos de mis compañeros parecían medidos, las conversaciones se detenían apenas me acercaba, y aunque intentaban disimularlo, había una tensión flotando en cada rincón. Una incomodidad que no había estado allí el día anterior.
Xander estaba de vuelta.
No necesitaba verlo para saberlo. Bastó con abrir mi bandeja de entrada para confirmar lo que mi intuición ya me había advertido. Había instrucciones nuevas, cambios estructurales en la planificación, autorizaciones de contratos que yo ni siquiera había revisado. Todo con esa eficiencia fría y metódica que tanto lo caracterizaba. Todo sin una palabra hacia mí. Como si nada hubiese pasado. Como si no hubiera existido ese instante en el que me hizo creer que estaba dispuesto a bajar la guardia.
"Volvió a ser