Subimos a la moto y me aferro de la cintura de mi amigo, Bruno y Dylan son mis amigos más cercanos, ellos siempre han estado para mi y hacen de mi tiempo en la universidad lo mejor del mundo y eso me hace feliz.
Llegamos a la casa y entramos, dejo las llaves y mi bolso en el perchero y le indico a Bruno dónde escondía mis provisiones.
—El tequila esta en esa gaveta, deja que me ponga cómoda para cocinar.— me mira con cierta chispa, pero era cierto, yo escondía algunas cosillas en la casa, sobre todo cuando me daban mis crisis de ansiedad sin que ellos supieran.
—Dale.
Me pongo una polera de pavilos y un short corto y salgo al encuentro de Bruno, quien tiene en su mano dos chupitos de tequila.
—A nuestra salud.— me dice y choca su vaso con el mío. Comenzamos a beber, mientras pusimos música, hice unas botanas y nos sentamos a seguir la conversación.
—No puedo creer que salfgas con ese imbécil —dice con la lengua traposa, mientras sus ojos están algo vidriosos.
—¿Y qué quieres que haga si el que me gusta solo me ve como su amiga?— ahora soy yo, un poco envalentonada por el alcohol.
—Debe ser un imbécil si no te ve, eres un tremendo mujeron que puede estar con quien se le plazca.
—¿En serio crees eso?
—Por supuesto— dice acercándose a mi y cortando la distancia entre los dos
—¿Y alguien como tú? ¿Se fijaría en mí?
—¿Quieres probarme mi diosa de ébano?—dice alzando sus cejas. Si esto no es una invitación a que me acerque, pues estoy loca y si no me arriesgo no cruzo el puente….
Me pongo frente a él y con mis manos comienzo a tocar su cara, cierra los ojos y se deja llevar por mi tacto.. voy bajando lentamente hasta llegar a su camisa y desabotonar el primer botón.
—Mmmm fiera, si sigues no hay vuelta atrás.
— ¿Quieres que pare?— niega con la cabeza y eso me envalentona más, así que le digo en su oído mientras me acerco a él —¿Sigo?…
En ese momento el empieza a tocarme en el cuello con su nariz y a dejar pequeños besos húmedos.
—Oh pequeña esto no esta bien, pero me encanta.
Coloca sus manos en mis caderas y me acerca dejándome a horcajadas, sintiendo su bulto creciendo bajo mi humedad, que gotea por él.
Con maestría sube mi polera y la saca por mi cabeza. Relame sus labios y se acerca a mi cuello…
—Deliciosa—Comienza a amasar mis pechos y toma mis labios con un beso demandante y avasallador.
—Ahh…
—Déjame hacerte mia principessa...
—Bruno…
Con su otra mano me mueve el short y comienza masajear mis pliegues hasta encontrar mi botón de placer que esta deseoso de que juegue con él.
—Ahhh si, así…
—¿Te gusta pequeña?— muerde mi lóbulo y sigue masajeando mi clítoris y adentra dos de sus falanges en mi centro, mientras me aferro a sus hombros como si fuese una tabla de salvación.
—Oh si, por favor, sigue…
—Estás tan húmeda y lista para mi — y, sin siquiera poner resistencia dejo que me tome entre sus brazos y nos recueste en el sofá, comienza a besarme con frenesí, mientras me desarmo en gemidos.
—Por favor Bruno…
—¿Por favor qué?— me mira con esa mirada lobuna y yo me deshago, ya no hay vuelta atrás y aunque sé que no es lo correcto y mañana me arrepentiré, lo hago.
—Hazme tuya— ahí se fue todo a la mi€rda, comienza a desvestirse mientras me mira fijamente como lo ayudo a desabrochar su pantalón, para quedar completamente desnudo frente a mí.
Mi cara es de susto, eso no va a caber en mi. Como si supiera lo que estoy pensando sonríe y me vuelve a besar.
—Tranquila preciosa, iré lento— me besa, mientras comienza a embestirme suavemente para que mi cuerpo se acostumbre a él, se queda quieto y cuando comienzo a sentir que mi cuerpo se amolda comienza a bombear mientras mis paredes lo absorben rápidamente.
—Ah, si, así, sigue así…
—Oh mi pequeña, no creo que pueda durar mucho si sigues haciendo eso— sigue con sus embestidas, mientras siento que en mi bajo vientre un calor se extiende, marcando todas mis terminaciones, estoy llegando al éxtasis y él lo sabe.
—Dámelo pequeña, dame eso que tanto quiero
—Ah Bruno, ah…
Mi cuerpo se mueve a su antojo, mientras en mi cerebro todo da vueltas, su cuerpo sobre el mío suda, veo sus venas en su cuello por la fricción que está ejerciendo
—¡BRUNO! —Doy un grito mientras mi cuerpo explota en la mejor de las sensaciones con el maravilloso orgasmo que me provoca.
Él da unas cuantas embestidas más y siento como su cuerpo se tensa liberándose dentro de mí.
—Hanna argh…
Ambos tratamos de llenar nuestros pulmones de aire, mientras nos vemos a los ojos, siento que quiero llorar, él al verme see remueve dentro de mí y sale despacio, me mira a la cara y besa mi frente
—Sin lamentaciones…
—Sin lamentaciones…
Fin del flashback.
—Hanna ¿estás bien?
—Sí, sí claro. — me había quedado bloqueada con mis pensamientos. M****a, pero es que era Bruno Cicarelli el que estaba frente a mí.