Cuando el médico se fue, me quedé pensativa, aún con la fiebre en el cuerpo, aún así, algo en mi interior me decía que necesitaba distraerme. Al mirar a Kael, noté que estaba en modo -hombre responsable-, tan serio y atento.
"Kael..." lo llamé suavemente, buscando esa mirada en sus ojos que me hiciera sentir menos sola en ese momento. "¿Qué tal si seguimos con las películas?" le mencioné. Hice un puchero exagerado, mis labios ligeramente hacia abajo, y le lancé una mirada juguetona. Sabía lo que estaba haciendo. Mi tono era coquetón, y me aseguré de que mis ojos brillaran con una chispa traviesa. " Por favor..." dije con un tono más suave, acompañando el puchero con una pequeña inclinación hacia adelante, como una niña mimada, pero también juguetona. "No quiero que se acabe la tarde, y aún falta mucho de la película". Kael me miró por un segundo, levantando una ceja, como si estuviera por negarse, pero ento