El sol apenas comenzaba a filtrarse por los ventanales cuando abrí los ojos, más por costumbre que por necesidad. Algo en mí no quiso quedarse en cama. Tal vez la brisa fresca, o el murmullo lejano de los jardineros que ya andaban trabajando. Me vestí sin mucha prisa y salí rumbo al comedor, asumiendo que nadie más estaría despierto.
Pero allí estaba Kael, impecable como siempre. Su camisa estaba perfectamente abotonada y su cabello recogido hacia atrás con la precisión de alguien que planea cada movimiento del día. Tenía una taza de té entre las manos y leía un libro que reconocí de inmediato: Teoría y Práctica de la Fusión Elemental. "¿Siempre te levantas tan temprano o solo hoy decidiste humillar a los demás?" pregunté con una sonrisa mientras me acercaba. Kael levantó la vista, sorprendido. Su expresión fue: serena, medida… pero no fría. "Siempre. La mente funciona mejor cuando el cuerpo ha tenido tiempo para adaptarse