Capítulo 67 —Sabía que vendrías
Narrador:
Franco cruzó la puerta como una tormenta, con el rostro endurecido y los músculos tensos. El dolor, la culpa y la desesperación se transformaron en pura furia. Furia fría, metódica, letal.
Luigi apenas podía seguirle el paso mientras él avanzaba por la bodega con la determinación de un hombre que ya había decidido cómo acabaría la noche.
Sus hombres estaban reunidos, esperando. El aire estaba cargado de expectación, de una tensión silenciosa que solo podía preceder a la guerra.
Franco se detuvo en seco frente a ellos, sus ojos claros ardiendo con una ira contenida que hacía que incluso los más curtidos en batalla evitaran sostenerle la mirada por mucho tiempo.
—Escúchenme bien —su voz era baja, pero cada palabra retumbó en el silencio como una sentencia de muerte —. Quiero encontrar a D’Alessandro antes del amanecer. Quiero saber quién lo ayudó, quién le dio información sobre nuestros movimientos, quién fue el hijo de pu*ta que le facilitó el