32. Cachorro juguetón
CRYSTAL
Desperté lentamente con los cálidos rayos de sol entrando por la ventana. Sabía que esta no era mi habitación, que no estaba aquí por gusto.
Con algo de miedo, quité la sábana de mi cuerpo, una que no recuerdo haber puesto. Para mi sorpresa, todo estaba en su lugar, cada una de las prendas.
Me giré hacia el espacio vacío, tan frío como lo estaba anoche, sin rastro de que él hubiese estado a mi lado.
No entendía, ¿acaso hace esto para torturarme como un tipo de juego cruel?
Sea cual sea la respuesta, estaba agradecida de que no hubiese venido; no me sentía lista para entregarme a otro hombre, y menos cuando ese te tiene como una prisionera.
Me levanté, dejando la cama tal cual como la conseguí; no quería problemas o provocarlo de alguna forma.
Una vez que todo quedó en su lugar, salí de allí y entré a mi habitación. Me quité toda esa ropa apenas entré al baño y dejé que el agua lavara mi piel, donde su olor se aferró con fuerza.
Podía sentir su aroma en cada poro, en ca