30. El mapa
CRYSTAL
Sus brazos siempre se sentían como los de una madre: reconfortantes, cálidos, llenos de un amor que nunca he tenido.
—No debiste hacer eso, mi niña; solo te expusiste peor.
—¿Qué más podía hacer? Estaba desesperada, no quería que Diana muriera por mi culpa.
Ella tomó mi rostro, secándome las lágrimas, mirando todo el desastre que era ahora.
—Tienes que dejar de culparte por las decisiones de los demás. Yo recibiré mi castigo porque decidí acompañarlos en esta locura; eso fue mi elección, Crystal. Arvid también quiso acompañarlas desde un inicio por su propia elección. ¿Acaso ustedes le pusieron un cuchillo en el cuello? No, y en cuanto a Diana, ella sabía lo que pasaría si Ezra la descubría.
Me levanté, regresando con ella al interior, sentándome en el comedor donde me dejó para ir a traer algún té calmante.
Las doncellas pasaron un par de veces dándome una mirada fugaz antes de huir del lugar para no regresar.
—Toma, también traje uno para mí. Esto calmará nuestros ne