31. Belleza perfecta y letal
EZRA
Muchos se asombran al verme aquí, pues prácticamente nunca piso la manada a menos que sea necesario.
Me mantengo a una distancia prudente de ella, permitiendo que disfrute libremente de este festival mientras yo examino cada rostro y cada calle por la que pasamos.
Sé que entre muchos aquí, están ellos, esperando el momento para atacar; podría ser un simple roce, un simple corte, y eso bastaría para acabar con su vida.
Pero no se atreven, no cuando me ven tan cerca, a pesar de que trato de disimular que estoy distraído con las muchas rosas.
—Señorita, esta rosa le quedaría perfecta a una hermosa dama como usted.
Me acerco con cautela porque no me gusta que se acerquen a ella de esa forma.
—Gracias, pero no…
—Dale las que quiera y luego envía la cuenta a mi beta.
El hombre se sobresalta, tirando la cesta de flores al piso. Detengo a Crystal cuando intenta ayudarlo a recogerlas porque no puedo confiar ni en él.
—Lo siento mucho, Alfa, no sabía… que usted estaría aquí.
—To