Dominic
Su sabor era pura tentación.
Pensativo, me quedé mirando el whisky que me había servido.
Ya no quería beber.
Había sido una tontería besarla así. Había sido una tontería bailar con ella así. Una tontería… y lo volvería a hacer sin dudarlo.
La semana pasada había sido horrible, a pesar del gran éxito de la fiesta de San Valentín, que lanzó Trouver L’Amour al mercado. Debería haber estado celebrando, pero estaba distraído. Me preocupaba que Aleena aceptara el trabajo porque me parecía… extraña. Inocente y dulce, sí, pero no encajaba en mi mundo, y cuando eres un pececillo adorable nadando entre tiburones, lo más probable es que te coman rápido.
Pero ella no era un pececillo.
Era dulce, sí, y sin duda inocente, pero tenía más carácter del que imaginaba. Y mucha más fuerza. No se me ocurre mucha gente, aparte de Fawna y algunos miembros selectos de mi equipo directivo, que me hubiera plantado cara como ella. Supongo que eso fue lo que Fawna vio en ella, pero me pilló desprevenido.