Capítulo 9.2: Más que una guarida.
Unos pocos pasos frente a ellos, justo en el centro del callejón, estaban Chloe y Rayan, quien, tras dedicarle una reverencia a Alastor y a Anna, se apresuró a sujetar una bolsa de tela que colgaba de la muñeca de su hija.
Cerca de ellos, centrada en el muro frente a ella, estaba Desa, quien no se inmutó ante la presencia de los recién llegados.
―Hola a todos ―los saludó Chloe con voz, aunque suave, segura ―Verán, encontré este sitio más temprano esta mañana cuando, paseando con papá, sentí magia residual… Magia negra ―dijo bajando la voz, como si temiese que alguien que no fueran ellos la escucharan ―Era tenue, como si intentase pasar desapercibida, sin embargo, la reconocí al instante ―dijo con seguridad al mismo tiempo que señalaba el muro a su lado ―El lugar está protegido por un sello, y si bien su autora ha muerto, él no lo está, se podría decir que sólo está durmiendo ―
Tras apretar una vez más a Gael, Anna se acercó un poco más a Chloe al igual que Alastor, mientras que Dante,