Capítulo 4.4: Recuperar lo robado.
Sin decir nada, Alastor sostuvo la mirada del joven hechicero.
Como su guardián, y prácticamente como su padre, Alastor sabía perfectamente el odio y el rencor que Gael guardaba en su corazón.
Si bien el joven siempre se mostraba alegre y despreocupado con la vida, en el pasado, antes de Anna, antes de Emmet, en la cabeza de Gael había un solo objetivo:
Destruir con sus propias manos al responsable de la masacre de su aquelarre, sobre todo, acabar con aquel que había terminado con la vida de su familia.
―Está bien ―suspiró Alastor
Quería decirle que no, pero, simplemente no se atrevió.
Y es que, pese aquel rencor, Gael era un joven de buen corazón que prefería evitar los enfrentamientos, y, sobre todo, prefería evitar acabar con la vida de otro ser vivo. Sin embargo, al igual que todos, el joven hechicero tenía derecho a buscar un cierre, y si acabar con la vida de Samael Mendel era su forma de hacerlo, no iba a ser él quien se interpusiera en su camino.
―Vale, entonces está todo dich