Con Anna y Gael inconscientes, y con una especie de tormenta azotando en el exterior, Alastor temió que Ares tuviera un ataque de pánico, por lo que decidió hablar con su cachorro hasta alcanzar a Dante.
― “Cachorro, ¿me escuchas?” ―
― “¿Papá? ¿Dónde estás?” ―preguntó Ares ― “Tengo miedo… Mi hermana no despierta…” ―
― “Tranquilo hijo, ella estará bien” ―intentó calmarlo Alastor
― “¿Dónde estás papá?” ―
― “Estoy cerca, no temas, además, la tormenta pronto pasará” ―
― “Vale” ―
― “Dime, ¿qué haces justo ahora mi campeón?” ―le preguntó Alastor con cariño
― “Ella, Emma y yo, estamos ayudando a mi abuela, aunque… Mis manos tiemblan mucho” ―
― “¿Con qué estás ayudando a tu abuela?” ―
― “Estamos ayudando a los heridos y repartimos vasos con agua…”
― “¿Ayudas a tu manada y a la gente de Interlunio pese a la tormenta?” ―preguntó Alastor con genuina sorpresa, pues usualmente, su hijo se congelaba ante el estruendo de los truenos
― “¡Sí!” ―exclamó Ares con emoción ― “Y también estoy ayudando a lo