Capítulo 29: Sombras y silencios.
― ¿Quién? ―preguntó Rebecca apresurándose a empuñar una espada, una que, para sorpresa de Arioch, no era la de Darién
―El vigilante… ―respondió Anna en un susurro antes de mirar a Arioch, quien sólo asintió con suavidad
Sí, él también lo había sentido. Justo cuando Byron había partido de regreso al territorio, una fría sensación se había alojado sobre su nuca. Sin embargo, debido a que Anna aún temblaba entre sus brazos ante la mención de Lucien, él se había decidido por guardar silencio.
Optando por no querer saber más de seres extraños, Rebecca decidió no preguntar nada más y esperar en silencio por el regreso de Byron, quien lo hizo al cabo de quince minutos en compañía de Lysander y de un auto lo suficientemente grande para poder trasladarlos a todos.
―Yo me encargo ―se apresuró a decir Lysander cuando Aura intentó levantar la cesta donde la bebé dormía ―Sus majestades han ordenado que nadie más la toque ―
― ¿Por qué? ―preguntó Rebecca
―Los híbridos como esta pequeña tienden a for