"Bórrame la memoria, bórrame de nuestra historia. Olvídame que puedes, cura tus heridas..."
Fumiko Ibars
Me aferraba a su pecho con fuerza, sintiendo el latido pausado de su corazón bajo mi mejilla. Su respiración, lenta y profunda, subía y bajaba con un ritmo que en otro momento habría sido tranquilizador, pero ahora solo lograba hacerme sentir más vulnerable. Ambos llorábamos en silencio; él, por tristeza, y yo, por una mezcla sofocante de emoción e impotencia.
"Eres un injusto..." pensé con el rostro oculto en su pecho, sintiendo cómo su calor me envolvía.
"¿Cómo esperas que te deje si me dices estas cosas? Eres un maldito injusto..."
Una parte de mí quería gritarle, zarandearlo, pedirle que dejara de hacerme esto, que dejara de confundirme, que dejara de torturarme, pero la otra simplemente deseaba quedarse ahí para siempre, sumergida en la sensación de que aún me pertenecía.
Su mano acarició mi cabeza con delicadeza, un gesto que hizo que mi cuerpo se estremeciera. Lentamen