"Podria decir que te llevare, podria decir lo que hare, pero en el fondo todo lo que deseo es romperte "
Fumiko sentía que el peso del mundo caía sobre sus hombros. Una tormenta rugía en su mente, llena de culpas y arrepentimientos, asfixiándola con pensamientos de lo que pudo haber hecho diferente. Se repetía una y otra vez que debía encontrar una manera de corregir su error, de reparar el daño causado, pero en el fondo sabía que no había vuelta atrás. El dolor se instalaba en su pecho como un veneno lento, cada latido era una punzada recordándole la magnitud de su equivocación.
Mientras tanto, Ai cargaba un vacío inexplicable, una tristeza que la consumía desde adentro. Pero no podía mostrarlo, no podía permitir que su familia viera lo rota que estaba. Así que sonreía, fingiendo con la naturalidad de quien ha perfeccionado el arte de ocultar el dolor. Riu, por su parte, podía sentirlo. La conexión que compartían como mates le permitía leer su angustia como si fuera su propia piel,