"El amor a veces puede ser mágico. Pero al fin entendí que la magia es solo una ilusión"
Fumiko Ibars
Los rayos del sol me golpearon en el rostro, sacándome lentamente del sueño. La calidez en mi piel era reconfortante, pero al mismo tiempo, me obligaba a dejar la tranquilidad que había sentido durante la noche.
Abrí los ojos con lentitud, pestañeando varias veces hasta acostumbrarme a la luz dorada que entraba a través de las cortinas entreabiertas. Había dormido profundamente, sin interrupciones, sin sentir los dolores que me atormentaban a diario. Por primera vez en mucho tiempo, mi cuerpo no se sentía pesado, no había rastros de aquella presión sofocante en mi pecho.
Satisfecha, extendí la mano con la intención de tocar a Oshi en la cama, buscando su calor entre las sábanas... pero solo encontré el vacío.
La suave tela aún estaba tibia, lo que significaba que no hacía mucho que se había levantado. Fruncí el ceño y me incorporé, frotándome los ojos con las manos antes de ha