Éxtasis y fuego.
Derek se agachó hasta quedar a la altura de su lunita pelirroja, y con uno de sus brazos fuertes pasó por debajo de su glúteo, levantándola con una facilidad insultante, como si Scarlet no pesara ni el ego de un mosquito.
Scarlet, sonriente y con las mejillas sonrojadas, se aferró a su cuello mientras lo miraba a los ojos, hipnotizada por ese brillo salvaje que se le escapaba entre las pestañas.
—¿Y ahora qué, señor salvaje? ¿Piensas cargarme hasta que me derrita como gelatina? —murmuró ella, riendo bajito.
#Mi lunita es tan bella que parece irreal# —ronroneó Yeho desde lo más profundo del pecho de Derek, haciéndolo vibrar como un motor enloquecido por la adrenalina.
El lobo interno lo decía sin pudor alguno, pues Scarlet tenía ese encanto imposible que rozaba lo celestial…
#Yeho, contrólate. Nada de lanzarte como un animal. Debemos ser tiernos. Es su primera vez...# —le advirtió Derek en silencio.
Pero Yeho gruñó con desaprobación. #¡¿Tierno?! ¡Por favor!#. Él quería disfrutarla ente