Desafío de la princesa sádica.
Mariska sonrió al ver a Derek llegar a la entrada de la manada; sus labios se curvaron en una mueca cargada de malicia, mientras que con un trozo de tela se limpiaba las manos, aún manchadas de sangre de los dos hombres, lobo que acababa de herir.
—Solo de este modo podía llamar la atención del supremo —soltó la vampiresa con sarcasmo.
Desdeñosa, clavó la mirada en Scarlet cuando esta salió del interior acompañando a Derek.
Scarlet notó la hostilidad en esos ojos y un escalofrío le recorrió la espalda.
Mariska se entretuvo un segundo más limpiándose los dedos con exquisita parsimonia, como si fuera un gesto teatral.
Los dos guardias, todavía tambaleantes por el enfrentamiento, se acercaron con paso inseguro y se disculparon, bajando la cabeza.
—Perdón, supremo, no fuimos lo bastante rápidos… —balbuceó uno, mostrando las roturas de la ropa y la sangre en las manos.
Derek los miró con dureza.
—No se flagelen —dijo cortés y frío—. Mariska es una princesa sádica; mientras que ustedes s