“¡Ella me dejó, maldita sea!” Liam pateó la silla en su oficina al suelo. Agarró su laptop y la lanzó contra la pared.
“Tienes que calmarte, Liam.” Víctor dio un paso hacia adelante.
“¿Calmarme?” Liam gritó, con los ojos rojos de rabia. “¡¿Me pides que me calme?! ¡Acabo de perder un recurso valioso y me pides que me calme?! Si ella vuelve con el tal Lucas, estoy acabado. Papá me matará. La herencia de los Blackwood será parcialmente suya, y sabes lo grande que es siquiera un cuarto de eso. ¡Y ahora mira la mitad!!!”
Víctor suspiró. “Entiendo tu frustración, pero esparcir y destruir cosas no te llevará a nada. Tenemos que encontrar otra forma de hacer que ella se case contigo, así que siéntate y pensemos en lugar de destruir tu propia oficina.”
Liam gruñó y empujó todo lo de su escritorio al suelo. Usó las manos para barrer los papeles y documentos... todo volando al suelo. Se rascó el cabello con furia. “¡Debería haber matado a ese maldito Lucas hace seis años! ¡También debería haber