Capítulo 47.
Elisa abre los ojos y se encuentra en un lugar oscuro y húmedo por lo pegajoso que siente que se pega en todo su cuerpo.
Ella nota que hay varias mujeres lobas rodeándola de manera que no la dejan ver más allá.
A lo poco que alcanza a distinguir, nota que están muy sucias, descuidadas y algunas tienen muestras de hambre y desnutrición.
¿Dónde estaba? ¿Una especie de prisión? ¿Por qué eran tantas? ¿Que habían hecho ellas para estar aquí?
“¡DESPERTÓ! ¡ESTÁ DESPIERTA! ¡YA DENNOS COMIDA!” Todas comenzaron a gritar en cuanto notaron que ella había abierto los ojos.
De lo más profundo del lugar llegó una especie de golpe a un metal, el cual provoco que todas las muerjes que estaban alrededor se alejaran gateando hacia las paredes, para resguardarse.
— ¡ALÉJENSE!— Gritó un guardia, y sin más les aventó unos pedazos de carne al aire por los que las presentes se pelearon llenas de desesperación para conseguir siquiera una mordida que las ayudara a continuar con vida.
— Tú vienes conmigo. — Si