39. La venganza inconclusa

Laura, que se sentía muy somnolienta, finalmente se acostó en la cama con Angie. No tardó en quedarse profundamente dormida.

Al verlo, Angie sonrió con desdén.

La mujer se levantó en silencio de la cama y entró al baño.

Allí, hizo una llamada con su móvil.

“¡Hola, señor! ¿Está ocupado? ¡Tengo algo bueno para usted!” dijo Angie, usando la voz más dulce que pudo.

Después de terminar la llamada, salió del baño y se acercó a la dormida Laura.

“Mírala, viviendo tan feliz mientras yo aún no consigo lo que quiero”, murmuró Angie mientras la miraba con odio.

Lentamente, empezó a desvestir a Laura con cierta dificultad.

Con una sonrisa astuta, Angie volvió a coger su móvil.

Tomó varias fotos de Laura, ahora desnuda, con la cámara de su teléfono.

Laura estaba completamente inconsciente, ni siquiera se dio cuenta de que Angie la desvestía. Fue porque Angie le había puesto una droga somnífera —la misma que una vez usó con Dafe.

“Perfecto. ¡Le enviaré estas fotos a Dalton y a Dafe antes de que lle
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