95. Deudas Pendientes
La lluvia acababa de cesar cuando Dalton contemplaba el cielo vespertino desde la ventana de su estudio. El cielo era de un color gris plateado y un aire frío se filtraba a través del cristal. El hombre estaba de pie con las manos en los bolsillos, observando la calle que comenzaba a llenarse de coches que volvían del trabajo.
Pero sus pensamientos no estaban tranquilos. Desde que Dafe y Angie habían venido esa mañana, su corazón se sentía más pesado. El nombre de Brian resonaba continuamente en su cabeza como un mantra que no quería desaparecer.
La puerta del estudio se abrió lentamente. Laura apareció con rostro cansado. "No has comido desde el mediodía", dijo mientras traía una pequeña bandeja con té y tostadas.
Dalton se giró brevemente y luego volvió a mirar hacia afuera. "No tengo hambre".
Laura colocó la bandeja sobre la mesa. "No puedes seguir así. Los problemas no se resolverán solo con que mires por la ventana, Dalton".
Dalton suspiró profundamente. "¿Sabes, Laura? A veces p