—Le gustaban las flores, ¡y eso terminó mal! —dijo Yegor con seriedad.
—¿Por qué? ¿Qué pasó? —pero Yegor no respondió. Se sirvió una bebida y se bebió medio vaso de un trago.—Ya puedo hablar de ella, han pasado varios años y tú la has borrado por completo de mi mente y de mi corazón. Se llamaba Katia. Teníamos una relación complicada, pero nos queríamos, aunque discutíamos a menudo. A ella tampoco le gustaba que yo quisiera saber dónde estaba mi amada... Aunque con el tiempo se acostumbró a ello. Amaba demasiado la libertad y no quería casarse conmigo... Le pedí matrimonio tres veces y las tres veces me rechazó. Esa era la principal causa de nuestras peleas. Yo quería formar una familia con ella y ella quería una carrera...Nos reconciliamos y volvimos a vivir ju