Léa
La puerta permanece abierta entre nosotros tres, y el aire se ha vuelto pesado, cargado de una tensión que no logro disolver. Siento mi corazón volverse más pesado, como si cada latido fuera un eco de una realidad que no me pertenece. Lo que creía ser una mañana perfecta se ha hecho añicos, y la incertidumbre me invade, me paraliza.
Maxime, siempre inmóvil detrás de mí, parece estar sumido en un torbellino de emociones contradictorias. La confusión en su rostro es evidente, pero no es la confusión lo que me aterra. Es la posibilidad de que tenga un pasado que no conozco, un pasado que ha elegido silenciar. Y ahora, todo este silencio me grita que hay mucho más entre nosotros de lo que jamás hubiera imaginado.
Echó un último vistazo a la mujer que se encuentra frente a nosotros. Su mirada es honesta, casi implorante, y eso me toca de una manera que no hubiera anticipado. Está allí, rota pero decidida, como si llevara el peso de una verdad que ha mantenido en su interior durante muc