Esa noche me costó trabajo quedarme dormida, tenía mucho que asimilar. Abrí los ojos y me puse de pie para buscar una manta porque sentí frío, caminé hasta el ropero que contenía las mantas y entonces me di cuenta que mis pies no tocaban el piso, miré hacia mi cama y mi cuerpo yacía profundamente dormido, por un momento sentí miedo, pensé que estaba muerta, pero pude ver que mi cuerpo respiraba ¿Qué me estaba pasando? Caminé hacia la puerta e intenté abrirla, y mi mano atravesaba la madera como si no estuviera allí, salí de mi habitación y deambulé durante un rato, no sabía a donde ir, pero debía comprobar que no estaba soñando, debía encontrar la manera de que al día siguiente algo me dijera que no había sido un sueño, sin embargo, todo lo que tocaba lo atravesaba, así que no sabía cómo dejar una huella, por más que busqué la manera de probar que no estaba soñando, no lo logré, así que regresó a mi habitación, mi cuerpo seguía dormido, me dirigí a la ventana y pude asomar la cabeza s