Carolina, que no viene armada y está en un hospital frente a personas en riesgo, entiende al instante lo que pasa y levanta los brazos.
-Tranquilo, no pasa nada.
-No pues tranquilo estoy... Pero aquí el compadre que no me entiende. A ver si tú me ayudas. A ver, ven para acá... –le dice.
Armando debate en su interior y tiene que hacer algo para evitar que Caro termine siendo rehén.
-¡No! Espera... –levanta las manos –bajaré mi arma –lo hace mientras lo dice -, solo no le hagas daño a nadie.
-Muy bien mi rey, no que muy gallito carnal. Cuando este en el piso avienta la pistola hacia esos anaqueles detrás de ti –Armando ve el espacio y patea el arma suavemente mientras mantiene las manos arriba.
Mara ve detenidamente la escena, trata de no moverse demás para no llamar la atención del criminal.
-Ahora sí, reinita. Necesito las llaves de Facturación, y estoy segura que esa señora de ahí las tiene –señala con el arma a la única persona que atiende la caja hoy -¿Qué esperas? Ve por ellas –l