Ava se sentía atrapada en una pesadilla que se retorcía entre realidades borrosas y oscuros temores. La decisión de casarse por conveniencia en poco tiempo la sumía en una confusión que la abrumaba más y más, pero a la vez ese acontecimiento parecía posponerse por una u otra razón.
«Es que… ¿Acaso no conviene que se haga esta unión o qué me querrá decir el universo?», ese pensamiento era algo que la consumía por dentro.
Las imágenes tergiversadas, una tras otra, se entrelazaban en su mente, dejándole poco tiempo para analizar lo que ocurría. Vio a su familia, sus rostros tan queridos, en especial el de su madre. Para la joven, sus miradas reflejaban la decepción que ella sabía que sentían por aquella elección abrupta.
Su padre, Jeremy, era la razón más grande por quien se había lanzado a los brazos de un señor adinerado desconocido y aquello le hacía sentir un nudo en la garganta; añoraba que saliera bien de su enfermedad, sabía que con dinero podía luchar por su recuperación.
De pront