Fue duro e insulte a Alex más de una vez, pero al final cumplí con mi parte de la apuesta y Llegue a la oficina con mi nuevo outfits: una faldita negra con un corte por lo menos de cuatro o cinco por encima de la rodilla, una camisa blanca de botones que se ajustaba a mi abdomen y mis pechos, medias panti negras los tacones más altos que tenía, el maquillaje ojos ahumados y labios rojo, con mi largo cabello negro planchado y liso.
Creí que me iba a avergonzar (bueno así fue al principio) pero la verdad que no me sentía que había perdido esta apuesta, si más bien recibí más de un silbido en la calle y los hombres más pasables y lindos del edificio me miraban embobados, me sentía Teresa Chávez con tanta atención masculina.
Entre a la oficina con una gran sonrisa y los ojos de mi jefe se clavaron en mí.
—Jaimes —él se aclaró la garganta —Esa no es la manera de vestirse para venir a trabajar.
Dijo con reproche. Joaquín entro a la oficina y al verme sus ojos se descolocaron.
—¿Princesa