En el restaurante Rossi.
Arnaldo y Emily todavía no se habían percatado de la desaparición de la pequeña; seguían en lo mismo, hasta que Emily comenzó a buscarla con tranquilidad. Sabía que a Meghan le gustaba esconderse o dormir en cualquier lugar del restaurante. Su jefe había colocado en la parte de atrás una sala de juegos con una pequeña habitación para su hija.
Cinco minutos y Emily no conseguía a Meghan. Decidió salir del restaurante con cuidado para que Arnaldo no se diera cuenta, subió las escaleras con rapidez y la miró a la pequeña, ayudando a los meseros. Suspiró aliviada, se escondió para que la pequeña no notara su presencia.
Meghan seguía con lo suyo muy feliz, en ayudar a su madre; uno de los meceros venía distraído y tropezó con la pequeña, haciendo que ella moviera una mesa. El vino que se encontraba en las copas de cristal se cayera a la mesa, dejando correr vino, haciendo que los clientes se ensuciaran.
—¡Estúpida niña! —gritó furiosa.
El mesero agarrando a Meghan