Fuera de la ciudad.
Ysabelle y Christopher se encontraban abrazados mirando el paisaje.
—Vamos a comer —habló Christopher mirándola.
—Sí.
Los dos se dirigieron a la mesa y se sentaron.
—Christopher, eres tan lindo —habló ella.
—Todavía falta una sorpresa —le comentó él.
—Dime qué es.
—Es un secreto —le confesó él.
—Anda, dímelo.
—Lo siento, mi diosa.
Ysabelle haciendo puchero.
—No es gusto.
—Comencemos a comer —le propuso él.
Tuvieron una cena muy tranquila y romántica; en ningún momento dejaron de decir lo mucho que se amaban. Pasó media hora; él aprovechó el momento para pedirle matrimonio.
—Amor —dijo él nervioso.
—Dime, ¿qué pasa?
—Ysabelle, ¿cómo te ves en cinco años? —le preguntó Christopher.
Ysabelle mirándolo.
—Me veo a tu lado, tal vez con un niño o una niña. ¿Por qué?
Christopher sonrió.
—Yo veo contigo el resto de mi vida —dijo sacando una cajita de su bolsillo—. Mi diosa, ¿quieres casarte conmigo?
Ysabelle estaba sorprendida y emocionada.
—¡Claro que sí!
Christopher abrió