Antes de entrar, Evans me preguntó por qué le decían "Furia" a Garret. Me reí de buena gana. -Elías es muy explosivo a veces, se vuelve muy furioso je je je-, le advertí entre risas.
-¡¡¡Qué maravillosa sorpresa!!!-, se emocionó Garret apenas me vio entrando a su oficina. Me estampó un besote en la mejilla y luego ¡pum! miró a Evans. La doctora se admiró de los ojos amarillentos, la mirada cánida y el porte muy sensual de él, fornido y majestuoso, como todo alfa y Elías a su vez quedó eclipsado frente al rostro sexy admirado de ella contemplándolo excitada y de sus cabellos largos rubios, resbalando sobre sus hombros, dándole una pincelada de niña traviesa.
Evans estaba muy nerviosa en realidad, dubitativa, pero encantada, haciendo brillar sus ojitos, sonriendo con delicia, emocionada por estar allí y conocer a los lobos, sobre todo a Elías Garret.
-A usted la conozco. ¿Acaso no es la veterinaria que trabaja con la policía?-, recordó perfectamente Garret. Recuerden que yo le