Otra vez, otra vez existía el riesgo de perderla. ¿Hasta cuándo? Tenía ganas de mandar todo a la mierda, aunque era algo especulativo y se esperaban los exámenes, para ver si era cierta la posible teoría. Quería correr y que al detenerme todo sea como yo lo quiero, tengo ganas de llorar y gritarle al cielo que al menos me dé un respiro, me encontraba tan y alegre hasta que Rafa me confesó su temor, su palabra casi siempre termina en una sentencia verídica.
—Dylan, cálmate, aún no ha pasado. —dijo Lucas.
—No soporto la idea de perderla, y menos ver crecer a mis hijos sin una mamá, no quiero que pasen por lo mismo que yo, no sabes Lucas el vacío permanente que siempre he albergado en mi alma, ha sido Catalina quien lo llena, ¿te imaginas donde ella no esté?
Hace unas horas llegaron, Cecilia se encontraba con Betty y mi mujer, nos desterraron porque estarían cotorreando. Ricky trabajando, pidió una semana, pasará su luna de miel en Cartagena, mañana era su boda, era el último por casar