La cena benéfica anual del Instituto Saint Michael tenía lugar en la lujosa azotea de un hotel de cinco estrellas, reuniendo a la alta élite empresarial, políticos influyentes, miembros de la élite y representantes de la Iglesia.
John Walker llegó puntualmente. Vestía un esmoquin perfectamente alineado, la postura rígida, la mirada fría y calculadora. A su lado, Pamela desfilaba glamorosa, luciendo un vestido rojo vibrante y sonrisas.
En cuanto entraron, los flashes de las cámaras los rodearon. Pamela se deleitaba con la atención, aferrada al brazo de John como si fuera la nueva señora Walker. Pero él permanecía callado ante las innumerables preguntas de la prensa y las miradas curiosas al verlo llegar con Pamela White.
Cuando un influencer preguntó si estaban juntos, fue Pamela quien respondió, sonriendo con falsa candidez:
—Somos solo amigos.
El influencer insistió:
—¿Y su esposa? ¿Sigue casado?
John lo miró con frialdad, sin mover un solo músculo del rostro. No dijo nada. Simplemen