John

Habían pasado varias semanas desde que Elizabeth se fue de casa. Esa noche, John estaba desplomado en el sillón de la sala, envuelto en la tenue luz y el silencio absoluto de la casa.

Sonó el teléfono. John miró el identificador de llamadas y colgó.

Era Pamela. Había sido muy insistente en contactarlo, llamando constantemente y dejando mensajes que él nunca contestaba.

Abrió una foto en su teléfono y miró la de Elizabeth, la misma que había tomado hacía un tiempo. Miraba a un punto al azar, el viento alborotando su larga y ondulada cabellera color miel, mientras sostenía algunos mechones en una mano. Parecía tan serena, tan pura.

Se sirvió otra copa. El sonido del líquido llenando el vaso resonó en el silencio de la casa. Solía ​​disfrutar de una copa de vez en cuando, pero en los últimos días, la bebida había dejado de ser un placer para convertirse en una vía de escape.

Desde la desaparición de Elizabeth, había llegado a casa con la absurda ilusión de encontrarla allí.

El fin d