—Elizabeth debió de haber tramado algo —dijo finalmente, con la voz cargada de desprecio—. Esa mujer siempre supo cómo hacerse la buena para manipular las situaciones a su favor. Pero que John cayera en sus trampas, no me lo puedo creer. Mi John, siempre racional y prudente.
Pamela respiró hondo, controlando su ira.
—Le pregunté si se había negado a firmar… —su voz se volvió más fría—, pero él me corrigió. Dijo que era él quien no quería firmar. No ella.
—¿Estás diciendo que John no quiere el divorcio? —Martha se mostró visiblemente sorprendida y molesta.
Pamela asintió simplemente.
El silencio que siguió fue denso. Martha dejó suavemente la cuchara en el platillo antes de alzar la mirada, ahora dura, hacia Pamela.
—No te preocupes, querida —dijo, con la frialdad de quien trama algo—. Mi hijo puede estar confundido ahora, pero no estará así por mucho tiempo. Hablaré con él… y si Elizabeth cree que seguirá siendo la señora Walker, se equivoca mucho.
Pamela forzó una sonrisa, intentando