—No volverás a ver a tu amo y mucho menos lo vas alimentar, y ni creas que regresarás a acostarte con él, ¿eso te queda claro?

—¿Y si el amo es quien me lo pide? No puedo decirle que no, puede matarme.

—Estas viva porque aún no he hecho nada contra ti, créeme, Velkan no te asesinara.

Elena ve los celos en la mirada de Evelyn, ella estaba reclamando a su amo, estaba demandando su posición como princesa de ese castillo y como la esposa de Velkan. No precia esa niña temerosa que llego, la unión con Velkan la hizo más fuerte y malvada.

—Trabajaras como las demás, harás todo tipo de labor en este castillo y no dormirás en este lugar, tus privilegios se terminaron desde ahora. Si no obedeces a mis mandatos, ordenare que te lancen al precipicio para que las bestias devoren tu asquerosa carne.

—Princesa —masculla su título con temor.

—Elena, ¿mis ordenes han sido claras? Soy la prometida del príncipe de este castillo, por ende, también puedo dar órdenes como esta.

—Si, por supuesto que sí.

Ev