Maxin.
Pasados cuatro días.
El analizar frustra mi cerebro porque sé que es conveniente casarme con Rebecca, tenga las dificultades que tenga.
Mientras que Elizabeth... Joder, ella simplemente logra cautivarme con su sola presencia, me está llevando al límite que no tenía previsto, aún no, aunque el tener que desearla cada día se me dificulta. He estado perdiendo la cabeza sin negar que estoy sumergido en mis pensamientos con nombre y apellido. Intento mantener la concentración, el equilibrio en la oficina de lo más seguro. Con solo verla necesito besarla, follarla duro encima de mi escritorio sin necesidad de malgastar palabras, que ruegue fijándose en lo que juntos hemos provocado.
Me enfoco en evitarla, ella también procede a hacerlo, por ende, ninguno de los dos intenta acercarse. Nadie quiere salir perjudicado. Los dos tenemos en cuenta que si resultara otra persona que la mirara o tocara de la misma forma que lo hago yo me causa tensión desenfrenada.
La he estado indagando, nec