Elizabeth.
Permanezco pacífica en mi puesto a la vez escrutando a Maxin. Su rostro no me da señales de humo y mantiene su agarre fuerte, lo que no me da opción para desatarme.
—Suéltame.—murmullo con los dientes cerrados para los dos y no sirve de nada decirle la palabra, al contrario, este me mantiene pegada a él sin ofrecerme alguna escapatoria.
Por supuesto que disfruta verme obstinada y frustrada. La aflicción me saluda atravesando mi cara cuando los presentes nos observan con ligereza para cambiar a un semblante honesto.
—Ella es Elizabeth Sanders mi socia, por ende todo lo que discutamos a partir de este instante se le hará participe y aquel que esté en desacuerdo puede tomar sus pertenencias y largarse.
Los dos hombres no paran der vernos en ningún momento hasta que uno de ellos da pasos hacia a mi arreglando su corbata para darme la mano aceptándola gustosa. El mismo procedimiento es con el otro chico que es sigiloso, calmado y empático.
—Sean bienvenidos. Para nosotros es un