Monique estaba a punto de recostarse en su cama cuando se detuvo al escuchar el sonido de la notificación de un mensaje en su celular. Lo tomó de la mesita de noche.
Levantando una ceja, notó que el mensaje era de Joshua. Rápidamente abrió el mensaje para leerlo.
¿Sigues despierta, cariño?
En lugar de responder, decidió llamarlo. Él contestó antes de que sonaran tres timbres, aparentemente sosteniendo su teléfono con ansias.
—Cariño —dijo con su voz de barítono al atender la llamada.
—¿Qué pasa? —preguntó ella.
Escuchó un suspiro del otro lado. —Perdón si te molesto. Es que no puedo dormir —respondió suavemente.
—¿No puedes dormir en tu habitación del hotel? —preguntó ella, con tono preocupado.
Monique y Joshua habían estado esperando con entusiasmo el día de su boda. Como habían comentado durante su visita a su casa, planeaban casarse en su ciudad natal.
En los últimos días, habían ido y venido a la provincia, arreglando todos los detalles de su boda. Las conexiones de Joshua hiciero