—¿Tienes algún problema, Jacob? —preguntó Dustin, amigo de Jacob, al notar que éste había terminado su bebida de un trago.
En ese momento Jacob estaba en el bar que regentaba Dustin. Habían sido compañeros de bachillerato y se mantenían en contacto aun cuando Jacob se fue a estudiar a Suiza y terminó estableciéndose allí. De vez en cuando, cuando Dustin visitaba Suiza, pasaba a verlo.
—No te preocupes por mí —respondió Jacob, notando la ceja levantada de Dustin mientras lo observaba.
—No puedo evitar fijarme en que te has tomado dos botellas en menos de diez minutos. Y además te he visto suspirar desde hace rato —apuntó Dustin; su amigo era, sin duda, muy observador.
Dustin apoyó ambas manos sobre la barra y lo estudió con atención. —Es por una mujer, ¿no? —dijo al cabo de un rato.
Jacob no pudo evitar fruncir el ceño al encontrar la mirada de Dustin. No respondió de inmediato. —Sí, es por una mujer —añadió Dustin, más como afirmación que como pregunta.
También notó la media sonrisa d