Complicación Amorosa

Monique no pudo evitar sentirse un poco incómoda al notar la forma en que Jacob la miraba en ese momento.

—Hola —lo saludó, esperando desviar su atención—. Me alegra verte otra vez —añadió, intentando aliviar la tensión del ambiente.

Monique apretó ligeramente los labios al no recibir respuesta. Él simplemente seguía observándola. Había algo distinto en esa mirada, algo que no lograba descifrar.

Jacob finalmente apartó la vista cuando Joshua habló.

—En fin, Jake —dijo Joshua al cabo de unos segundos. Siempre lo llamaba así, como una forma más corta de su nombre—. Quiero presentarte a Monique Castañeda —la presentó a su hermano gemelo—. Mi novia —añadió, enfatizando las últimas palabras.

Monique notó cómo Jacob fruncía levemente el ceño al escuchar eso.

—¿Tu novia? —repitió Jacob, mirándolo fijamente.

Joshua asintió. —Sí. Monique es de quien te he hablado, la que quería que conocieras —aclaró con una sonrisa.

El ceño de Jacob se marcó aún más. No dijo nada, pero su rostro se endureció. Ella notó cómo tragaba saliva, sin apartar la mirada de su hermano.

—Jacob, siéntate, por favor, así empezamos a comer. No es de buena educación dejar que la comida se enfríe —intervino Clarinda con tono amable, dirigiéndose a su hijo.

Jacob soltó un suspiro y, sin decir palabra, caminó hasta la mesa, tomando asiento justo frente a Monique.

Por el rabillo del ojo, Monique notó que él seguía observándola. Al levantar la vista, lo confirmó: la estaba mirando otra vez, con esa expresión inexpresiva que la incomodaba un poco.

Le sonrió, pero él no reaccionó. Solo se encogió de hombros mentalmente. Quizá estaba de mal humor o había tenido un mal día, pensó para sí.

—Yo diré la oración —dijo Clarinda, y Monique desvió la mirada hacia ella.

Cerró los ojos mientras la mujer daba gracias por los alimentos.

—Amén —repitió Monique al final, abriendo los ojos.

—Vamos a comer —anunció Clarinda con alegría.

Monique miró a Joshua, quien le servía puré de papa en su plato.

—Déjame hacerlo, amor. Empieza tú a comer —le sugirió. Joshua siempre era así cuando estaban juntos: atento y detallista. Pero a ella le resultaba un poco incómodo cuando lo hacía frente a su familia; no quería que pensaran que se aprovechaba de él.

Joshua alzó la mirada y le sonrió. —Déjame consentirte, cariño —dijo con tono dulce.

Monique estaba por responder cuando Clarinda intervino entre risas: —Deja que Joshua te atienda, Monique. Se nota que lo hace con gusto.

Monique notó la sonrisa traviesa en los labios de Clarinda y el tono juguetón en su voz. No pudo evitar sonrojarse; sus mejillas se tiñeron de rosa. Sin querer, desvió la mirada hacia Jacob y lo encontró mirándola con una expresión indescifrable. Parecía algo molesto.

Ella decidió no darle importancia y dejó que Joshua continuara sirviéndole.

—¿Quieres un poco de bistec, amor? —le preguntó Joshua enseguida.

—Sí, por favor —respondió con una sonrisa. Le encantaba el bistec—. Gracias. Tú también come —le recordó suavemente.

—Lo haré —aseguró él.

Comenzaron a comer, y entre bocado y bocado, Monique escuchó a Clarinda preguntarle:

—Por cierto, Monique, ¿cómo va tu clínica veterinaria?

—Va muy bien —respondió con una sonrisa. Hasta el momento no había tenido problemas, y se sentía agradecida con su asistente, Marisa, por toda su ayuda.

Clarinda asintió con aprobación. —La gente sigue regresando porque eres una excelente veterinaria —la elogió.

Monique sonrió, algo sonrojada. —Gracias —dijo con sencillez. Amaba su trabajo y siempre daba lo mejor de sí, tal vez por eso tenía clientes fieles que confiaban en ella.

Clarinda no comentó nada más, así que Monique continuó comiendo tranquilamente.

—Por cierto, Jake —escuchó decir a Joshua al cabo de unos segundos. Por el rabillo del ojo, Monique vio que Jacob lo miraba—. Monique me contó que la ayudaste cuando se le reventó una llanta del coche —dijo Joshua, dirigiéndose a su hermano.

—Sí, pero no me dijo que era tu novia —respondió Jacob con un tono serio.

Monique levantó la mirada y se sorprendió al encontrarlo observándola fijamente. No solo su voz reflejaba seriedad, también su expresión parecía reprocharle el no haberse presentado como la novia de Joshua.

No había tenido mala intención al hacerlo; simplemente había querido que fuera Joshua quien la presentara. No quería adelantarse.

Mordió ligeramente su labio inferior al sostener su intensa mirada. —Lo siento —se disculpó con suavidad—. No lo mencioné porque quería que Joshua fuera quien me presentara contigo —explicó.

Jacob no respondió. Apartó la mirada y se concentró en su comida.

Monique soltó un suspiro y volvió a enfocarse en su plato.

—¿Vas a quedarte aquí definitivamente, Jacob, o solo estás de vacaciones? —preguntó Gilberto unos minutos después.

—Solo de vacaciones, Pa —respondió con tono breve.

Monique escuchó el suspiro de Clarinda. —¿No vas a concederme mi deseo, Jacob? —le preguntó con cierta tristeza—. ¿No vas a cumplir mi sueño de que te quedes aquí para siempre?

—Ma, ¿podemos no hablar de eso ahora? —respondió él, algo molesto.

Clarinda volvió a suspirar, y cuando Monique la miró, notó la melancolía reflejada en sus ojos.

—Come, amor —dijo Joshua en voz baja, al notar que Monique apenas había probado su comida.

Ella le sonrió y volvió a comer.

Poco después, su mirada se posó en otro platillo que le llamaba la atención, pero estaba fuera de su alcance. Tendría que levantarse para servirse, y no quería hacerlo. Tampoco deseaba pedirle a Jacob que se lo pasara, ya que estaba justo frente a él.

Entonces notó que Jacob tomó el plato. Pensó que iba a servirse, pero en lugar de eso, lo deslizó hacia ella, acercándoselo con discreción hasta dejarlo a su alcance.

Monique lo miró, deseando agradecerle, pero él seguía concentrado en su comida, con la cabeza ligeramente inclinada.

Ella se sirvió un poco y colocó la porción en su plato.

—Hmm… ¿y tú, Jacob? —preguntó Gilberto de repente—. ¿No tienes a alguien que quieras presentarnos?

—¿Presentar? —repitió Jacob, mirándolo con un gesto de desconcierto.

—Una novia —aclaró su padre con una sonrisa—. ¿No tienes a alguien especial que quieras presentarnos?

Monique sintió curiosidad por la pregunta de Gilberto a su hijo. Pensó que quizá Jacob tenía novia en Suiza. Joshua, idéntico a él en apariencia, era de piel clara y muy atractivo, lo que llamaba la atención de muchas mujeres. Incluso cuando Joshua la estaba conquistando y luego, cuando se convirtieron en pareja, seguía despertando el interés de varias chicas. Por suerte, su novio siempre se había mantenido fiel y leal a pesar de las miradas y los coqueteos.

Sabía que Jacob también resultaba muy atractivo para las mujeres. Según le había contado Amy, Jacob tenía un aire rebelde, una especie de encanto de chico malo que lo hacía popular entre ellas, así que le parecía difícil creer que no tuviera novia. Sin embargo, si realmente no la tenía, pensó que podría presentarle a su amiga Amy.

No pudo evitar sonreír ante la idea. Tal vez terminaría siendo la celestina entre el hermano gemelo de su novio y su amiga. Pero su sonrisa se congeló en cuanto notó que Jacob la estaba mirando.

—Puede que haya alguien, Pa —respondió Jacob, retomando la conversación. Su voz sonó seria, y esta vez ya no la miraba a ella—. Alguien que me gusta. Pero… es complicado.

—¿Complicado? ¿Por qué? —preguntó Joshua, intrigado.

—Porque ella ya tiene pareja —contestó Jacob con sencillez, encogiéndose de hombros.

—Oh… —fue la respuesta casi unánime de todos los presentes ante su declaración.

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