El mensaje seguía apareciendo en la pantalla de mi celular, como si me observara, como si exigiera que dejara de huir de una verdad que ya estaba demasiado cerca.
“Si quieres la verdad… ven sola.
Washington. En dos días.
— Firma A.” No entendia nada.
El remitente no tenía foto. No tenía nombre. No tenía nada. Solo firmaba con una letra A.
Y aun así, algo en esas palabras no me provocó miedo… sino una extraña paz mezclada con inquietud.
Mi padre insistió en quedarse conmigo esa noche, pero cuando amaneció insistí en que volviera a New York , Desde que Elena quedo con la responsabilidad de las galerias de Ethan mi padre ha sido su mano derecha junto a marcos y mi amiga Claire que tambien los esta ayudando. Mientras tanto yo necesitaba respirar. Pintar. Pensar. O al menos intentarlo.
A media tarde, el celular vibró otra vez.
Un nuevo mensaje del mismo número.
“Soy Anne.
Una amiga de tu madre Rousse.
No quiero lastimarte Alice...
Solo ayudarte.”
Sentí un vuelco en el pecho.
Anne.
Mi madr