Llegamos a la arena con las luces estallando por todas partes. El sonido de las conversaciones, las risas y los gritos ya me llenaba el cuerpo de esa buena adrenalina. Había gente por todos lados, el ambiente vibrante, ligero… y yo allí, permitiéndome salir de mi burbuja por una noche.
Cathe tiró de mi brazo.
—¡Vamos a por una bebida, ¿no? Quiero verte suelta hoy!
Reímos y caminamos hasta una de las barras. Pedimos dos copas de gin-tonic y seguimos buscando un sitio. Encontramos un punto perfecto, algo lateral, pero con una vista privilegiada del escenario.
—¡Está genial aquí! —dijo entusiasmada—. Mira esto, Larissa… ¡qué vibra!
Asentí con la cabeza. Tenía razón. Hacía tanto que no hacía algo así… ni siquiera sabía decir cuánto. La última vez que salí solo por mí, sin pensar en Gabriel, en el trabajo o en el pasado, quizás fue… ¿nunca? No de la forma en que me sentía ahora. Libre. Viva.
Las luces empezaron a parpadear más fuerte y los gritos aumentaron. El presentador anunció:
—¡Con v