(Diogo)

Cogí las dos copas, le di las gracias al camarero con un gesto rápido y me giré para volver con Alice y Thaís. Fue justo entonces cuando escuché un ruido extraño, seguido de unos gritos que iban creciendo, tapando hasta la música.

Fruncí el ceño, intentando averiguar de dónde venía, y enseguida Joaquim apareció, sofocado, señalando hacia el origen del alboroto.

— ¡Diogo! ¡Corre, tío! ¡Tu novia se está peleando con Jasmin!

Un escalofrío me recorrió la espalda como una cuchillada. Dejé las copas en la barra sin pensarlo dos veces y salí corriendo, con el corazón a mil. ¿Qué coño hací